lunes, 29 de marzo de 2010

Me acuerdo...

59

Me acuerdo de cómo olía el primer chico que me quitó la ropa. Curiosamente siempre me acuerdo cuando paso por la sección de perfumería del Mercadona.

domingo, 28 de marzo de 2010

Me acuerdo...

58

Me acuerdo de la primera vez que fui al cine. Debía tener como unos 4 años, mis padres me llevaron al cine de verano del pueblo, al aire libre, con suelo de tierra y sillas blancas de hierro de esas de jardín tan incómodas que afortunadamente han sido sustituídas por las de plástico. La película iba de boxeo (años más tarde supe que era Kickboxer), pero lejos de ser intimidada por Van Damme y toda su violencia salí impresionada y encantada por la grandeza de la pantalla, el sonido y la viveza de las imágenes.

sábado, 27 de marzo de 2010

Me acuerdo...

57


Me acuerdo del olor a gasolina de la furgoneta de mi abuelo, de sus uñas siempre negras y de la coca-cola bailarina que tenía en el taller. Me gustaba ir a visitarle y llenarme de ese olor pegajoso para luego volver con él en su furgoneta blanca, en la parte de atrás, de pie...intentando que las curvas no me tirasen al suelo.

viernes, 26 de marzo de 2010

Me acuerdo...

56

Me acuerdo de la madre de mi tío político, una viejita de pelo blanco entrañable que le ponía pendientes a los gatos. Les perforaba las orejas con una aguja ardiendo y les metía un aro hecho de cordón o lana. Es uno de los primeros recuerdos que tengo, por lo singular del asunto, supongo.

jueves, 25 de marzo de 2010

Me acuerdo...

55

Me acuerdo del viejecito que se comía las orejas de los niños en el patio de la escuela. Yo me acercaba peligrosamente para saborear ese momento de tensión, para luego salir victoriosa y pensar que una vez más había vencido a la muerte. Y me crecía...

Me acuerdo...

54

Me acuerdo de las nubes, unas chuches rosas, cilíndricas y pegajosas que se pusieron de moda, que se podían comer congeladas o quemadas y de las que luego se dijo que producían cáncer.

Me acuerdo...

53

Me acuerdo de la mano loca, del muelle que bajaba las escaleras y de meter las pilas en el congelador "para que se recargaran".

miércoles, 24 de marzo de 2010

Me acuerdo...

52

Me acuerdo de mi último sueño erótico. Estaba a régimen y Willy Wonka me invitaba a su fábrica de chocolate.

martes, 23 de marzo de 2010

Me acuerdo...

51
Me acuerdo de mis primeras palabras en suelo francés, en un bar de carretera, con voz temblorosa sobre las diez de la mañana: "un chocolat chaud, s'il vous plaît". Miré al camarero, segura de que lo que había pronunciado era incomprensible y no me entendería, pero sonrió y me sirvió mi vaso de Colacao, y yo me fui a la mesa con un sentimiento de triunfo indescriptible.
La casualidad me llevó a ese mismo restaurante hace un par de años. Pedí lo mismo, despreocupadamente y arrastrando un poco las palabras, como quien se sabe en casa.

viernes, 19 de marzo de 2010

Me acuerdo...

50


Me acuerdo del día en el que me arrolló una ola en la playa de bandera roja de Guardamar del Segura. Me mantuvo sumergida un par de minutos o tres hasta que mi tío me agarró de la mano y me sacó a la superficie. Después estuve llorando durante horas creyendo que acababa de agotar una de mis siete vidas. Tenía alrededor de siete años.

jueves, 18 de marzo de 2010

Me acuerdo...

49


Me acuerdo del día de Navidad que pinté una línea horizontal blanca con un spray permanente en un lateral de la iglesia de mi pueblo, monumento nacional y patrimonio histórico. El cura se quedó a cuadros y no sabía qué hacer conmigo. La línea era para poder jugar al frontón y estuvo visible durante muchos años.

martes, 16 de marzo de 2010

Me acuerdo...

48


Me acuerdo de la cara de idiota que se me quedó aquel verano que pasé en Mazarrón cuando descubrí que el anillo que ayudé a elegir al chico que me gustaba era para su hermana. Recuerdo también que, como venganza, esa tarde no compartí mi helado con él.

Me acuerdo...

47


Me acuerdo de recitar delante de la clase y con una toalla liada en la cabeza (a modo de turbante):

"-Abenámar, Abenámar
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había.
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida;
moro que en tal signo nace
no debe decir mentira.

-No te la diré, señor,
aunque me cueste la vida,
pues soy hijo de moro
y de una cristiana cautiva.
Siendo yo niño y muchacho
mi madre me lo decía,
que mentira no dijese,
pues era grande villanía.
[...]"

Y hasta ahí creo recordar.

lunes, 15 de marzo de 2010

Me acuerdo...

46


Me acuerdo de que una de las cosas que más me aterraba cuando era pequeña (y no tan pequeña) era “la puerta de ojos”, que se hallaba en el dormitorio del piso donde vivía hace unos cuantos años. Recuerdo que era una puerta con un par de ojos feos y saltones y una nariz puntiaguda, creados por las vetas de la madera, que hacían que adquiriese esas formas. Recuerdo también que me sentía observada continuamente y que debido a las numerosas pesadillas que me provocaba, mi madre colocó en su lugar un póster precioso de “El rey león”. Me acuerdo de que, sin embargo, no sirvió de nada: sabía de sobra lo que había tras él.

Me acuerdo...

45


Me acuerdo de una noche que esperaba el autobús y de un tipo que no dejaba de mirarme. Recuerdo que finalmente se acercó con ánimo de hablar y me quité muy amablemente los cascos para atenderle: todo para acabar escuchando la genial frase de "perdona, ¿te gusta hablar con extraños?".

Me acuerdo...

44


Me acuerdo de aquel pijama imposible que llevaba la primera vez que dormí con A. y de la hora que pasé en el baño decidiendo si lo dejaba o no olvidado encima del lavabo.

domingo, 14 de marzo de 2010

Me acuerdo...

43


Me acuerdo de cuando vivía en una residencia universitaria y alguien que nos deseaba mal y una temprana descendencia nos suscribió a mi novia de entonces y a mí a la revista para bebés "Ser padres hoy" (o quizás fuera a "Crecer feliz").

sábado, 13 de marzo de 2010

Me acuerdo...

42


Me acuerdo de cuando me quedé encerrada en el baño del tanatorio en el entierro de mi tío. Tuvieron que venir a romper la cerradura para rescatarme, y cuando salí estaban todos los asistentes al velatorio mirándome con cara de reproche. Estaban esperando a que me sacaran para poder trasladar el cuerpo a su lugar de entierro. Sólo podía pensar "¡tierra, trágame!".

Me acuerdo...

41


Me acuerdo de uno de los sueños que más se repitieron durante mi infancia. Recuerdo que en él aparecían dos personas idénticas a mi madre, representando la bondad y la maldad, y que el escenario del sueño era la casa de pueblo donde se crió mi abuela, a la que solíamos ir en verano. Me acuerdo también de que la malvada se empeñaba en raptarme por las noches mientras la buena velaba siempre por mí y lograba finalmente impedirlo.

Me acuerdo...

40


Me acuerdo de los nombres de todos los dentistas que han hurgado en mi boca desde que era chiquitita. Y algún día sabré dónde viven.

Me acuerdo...

39


Me acuerdo de que la primera vez que vi Nosferatu acabé debajo de la mesa camilla agarrada con fuerza a las piernas de mi abuela. Desde entonces, esté donde esté, no puedo ver una película de vampiros sin recordar ese calorcito y ese olor a brasero de pueblo.

Me acuerdo...

38


Me acuerdo de que mis dos abuelos sentenciaron sus pronósticos sobre mi futuro profesional en su lecho de muerte: “periodista” –dijo el carnicero y “catedrático” –añadió el guardia civil años más tarde. Ambos se equivocaron… o más bien fui yo quien se equivocó.

Me acuerdo...

37


Me acuerdo del viernes noche en el que una señora me regañó por coger una gamba con las manos en un extraño idioma que llamaremos "japoranto".

viernes, 12 de marzo de 2010

Me acuerdo...

36

Me acuerdo de cuando coleccionaba palillos de Chupa Chups para construir con ellos un barco y lanzarme a la mar a explorar nuevos horizontes.

jueves, 11 de marzo de 2010

Me acuerdo...

35


Me acuerdo del día que volé. Tendría seis años e iba camino del colegio. Recuerdo el viento y que mis botas rojas y yo nos alzamos tres centímetros del suelo.

Me acuerdo...

34

Me acuerdo de que cuando me mudé a Villaescusa de Haro con cuatro años, el primer día de colegio fui con un chándal rosa. En realidad, no me acuerdo, pero todos mis amigos se encargan de recordármelo a menudo.

Me acuerdo...

33


Me acuerdo de Hamlet, thou hast thy father much offended, y también de Mother, you have my father much offended.
Y también me acuerdo de ponerme la falda larga, de una barba postiza, de un inglés muy mejorable, de mucha satisfacción personal, de ensayar y the rest is silence.

Me acuerdo...

32


Me acuerdo de Mack, un americano hippie y rubio que conocimos en Granada y que repetía incesantemente la palabra "cutre" (con énfasis en la T) cuando nos veía bebiendo calimocho desde el otro lado de su copa de whisky.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Me acuerdo...

31


Me acuerdo del mejor regalo de mi infancia. Era una pecera, una pecera enorme que por dentro simulaba ser una isla pirata. Me tiraba horas sentada mirando a los pececillos... y jugaba a ser la narradora de un documental acuático. Recuerdo también que, cada vez que un pez moría, montaba todo un drama en casa.

Me acuerdo...

30


Me acuerdo de la primera vez que vi a mi cantante favorito en directo. Me acuerdo de que experimenté todas las emociones buenas que existen en un instante (un instante que duró horas). Ese día subí la media de felicidad en el mundo.

Me acuerdo...

29


Me acuerdo de que durante una fase de mi época adolescente odiaba al mundo, pero odiaba aún más ir a la playa con mis padres. Recuerdo que entonces me limitaba a permanecer de secano bajo la sombrilla, con la toalla empapada momificándome medio cuerpo y cara de pocos amigos y acompañado de revistas muy interesantes unas veces y casi siempre de otras que solían tratar sobre el fantástico mundo de los videojuegos.

martes, 9 de marzo de 2010

Me acuerdo...

28


Me acuerdo de que un día la profesora nos mandó dibujar un personaje (no recuerdo con qué propósito), el caso es que yo fui a buscar el mío entre la colección de cromos de la liga de mi hermano. Cogí el cromo de Fernando Hierro, con esa expresión solemne y esas orejas de soplillo me pareció el candidato idóneo para mi actividad. Recuerdo que copié el retrato con mucho esmero y al día siguiente la profesora me hizo enseñarlo a toda la clase por la exactitud con el original; todos mis compañeros miraban sorprendidos y yo me sentí orgullosa de mi Fernando. Años más tarde encontré el cuaderno en el trastero de casa y vi otra vez a Hierro, con sus orejas de soplillo, y me seguía sintiendo orgullosa de mi dibujo.

Me acuerdo...

27


Me acuerdo de que un padre de familia numerosa recriminaba a la más pequeña si al terminar de santiguarse se besaba la mano a la vez que pronunciaba amén. Recuerdo también que había observado estos gestos emparejados de manera recurrente durante toda mi vida, por eso para mí era algo que se había hecho así “toda la vida de Dios”.

Me acuerdo...

26


Me acuerdo de que me enfadó mucho la mancha de tinta en mi polo nuevo y blanquísimo un mal día al salir del colegio y de que la risa del culpable y el enojo de la víctima siguieron creciendo juntos e inseparables, absurdamente, durante un buen rato.

Me acuerdo...

25

Me acuerdo de la gente que olvidé por el camino.

lunes, 8 de marzo de 2010

Me acuerdo...


24


Me acuerdo de que muchas mañanas, cerca ya del mediodía, me bebía un grand café au lait y me comía un trozo de Flan Nature en “La Brioche Dorée”, cuando vivía en Besançon.

Me acuerdo...

23


Me acuerdo de ''Tambores indios'', la primera canción a dos manos que toqué con el piano. Me hizo tanta ilusión que aprendí a tocarla al revés...

viernes, 5 de marzo de 2010

Me acuerdo...

22


Me acuerdo de que en un curso de verano de francés en Montpellier tenía que hacer una presentación oral sobre mi ciudad. Recuerdo que no disponía de conexión a Internet ni de ninguna otra forma de reunir ciertos datos muy concretos que necesitaba. Me acuerdo de que la tarde antes de la exposición, tras mi desesperación, encontré mágicamente y por casualidad una guía turística de Toledo de los años 60 en una librería de ocasión. También recuerdo que por un malentendido mi compañera ucraniana se quedó con la guía creyendo que yo se la había regalado y repitió varias veces “por si algún día voy”. Eso sí, al menos pude conservar el fantástico mapa que la guía incluía.