lunes, 13 de abril de 2015

Me acuerdo



Cuando era pequeña y las campanas "tocaban a muerto" en mi pueblo, mi abuela decía, sin levantar la vista de la labor , "el primero" y luego se santiguaba.

Siempre tuvo razón porque en mi pueblo los muertos nunca viajaban solos. Existía una especie de ceremonial entre paisanos que obligaba a los que estaban en ese trance a adelantar o retrasar el momento hasta que otro paloteño podía acompañarles.

Recuerdo esto siempre que las campanas de la tele o los periódicos anuncian la muerte de algún personaje. Y aunque soy bastante atea repito el gesto de mi abuela y me santiguo y murmullo, como ella, "el primero" y ahora soy yo la que nunca me equivoco.