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Me acuerdo de cuando tenía el orgullo suficiente como para mandar a tomar viento a todo aquel que me hacía daño, y de que probablemente erré con el tiempo en la solución: me centré en curarme del orgullo en lugar de curarme precisamente de aquellos que me estaban haciendo daño.
Acuérdate de cuanto daño te hacia a ti misma el orgullo, ahora el daño es externo.
ResponderEliminarDebo decir que me pasó igual... Todavía intento llegar a un sano equilibrio. Aunque nunca dejé de penar a mi orgullo perdido.
ResponderEliminarSdos.